Belgica

Difícilmente encontraremos un país que, en tan poco espacio de terreno, aúne tanta historia y tantas ciudades marcadas por la belleza arquitectónica como Bélgica. Un lugar perfecto para unas vacaciones ligadas con la Edad Media, el Renacimiento o el Barroco, una Bélgica que nos recibirá con el peso de la historia marcado por su situación geográfica.

O lo que es lo mismo, al estar situado en la Europa Central, en él se han producido con el discurrir de los siglos algunas de las batallas más importantes de la historia, como Waterloo y la caída de Napoleón, o la Batalla de las Ardenas en la Segunda Guerra Mundial. A esta historia se le une una cultural electrizante. Grandes artistas han nacido o han vivido en Bélgica, caso de Rubens, Hergé, René Magritte y gran cantidad de pintores flamencos.

Bélgica es un paraíso para los amantes de las ciudades medievales, como Brujas y Gante especialmente, aunque no le van a la zaga Lovaina o Malinas. Bruselas es más elegante, aunque a muchos les parezca demasiado oficial por ser sede del Parlamento Europeo. Con su Grand Place, una de las plazas más bonitas del mundo, la capital belga es un tesoro por descubrir. A todo esto se le añade el gusto exquisito de los belgas por la cerveza y los chocolates. Un país, en suma, delicioso.

Bruselasserá nuestra primera parada en Bélgica. Muchos se hacen de ella una idea equivocada, ya que la vemos en televisión por ser la sede del Parlamente Europeo. Pero Bruselas nace en la Grand Place, y se extiende a través del barrio del Bourse, animadísimo, y las calles de su centro histórico. La Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, la curiosa estatua del Manneken Pis, el Palacio Real, las Galerías de Saint Hubert o el Atomium, son visitas más que imprescindibles.

Sin duda alguna, Brujas es una de las ciudades medievales mejor conservadas, además de ser un lugar mágico, romántico y evocador. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, su centro histórico, transido de canales, y su arquitectura gótico medieval la convierten en todo un cuento de hadas. Desde la Grote Markt, con la silueta del Belfort sobresaliendo de los tejados, hasta la Plaza del Burg, la Basílica de la Santa Sangre, el Ayuntamiento y el paseo por los canales. Una delicia para todos los sentidos

Gante es otro enorme legado medieval. Aquí debemos visitar su centro histórico, con la Catedral de San Bavón, el Ayuntamiento, la Clote Hall, la Iglesia de San Nicolás, y el enorme pintoresquismo de los muelles del Graslei y el Korenlei. Tampoco ha de faltarnos el Gravensteen, o Castillo de los Condes, así como la gran cantidad de museos de la ciudad. Sentaros también a disfrutar de una buena cerveza en alguna de las terrazas de sus plazas. El ambiente es muy animado.