Brasil

El placer de estar en Brasil no se resume apenas a su rica y colorida música, a la gran alegría de su pueblo ni a un delicioso baño de mar en las aguas tranquilas y transparentes de sus fascinantes piscinas naturales, descubriendo especies exóticas de la fauna y de la flora marina. Brasil es mucho más.

Las playas guardan tantos secretos … islas de paisajes deslumbrantes que preparan al visitante para el espectacular y apasionado encuentro de las lagunas con el mar.

Brasil, tierra del placer, de delicias como la culinaria, afrodisíaca y relax al compás de las ondas del mar.

Salvador centro de la cultura brasileña, sus raíces africanas y portuguesas están presentes en cada punto de la ciudad, en la raza del pueblo, en el ritmo y las expresiones de la danza, en su “gracia”, en la hospitalidad y en la arquitectura, representada por caseríos e iglesias.

Conocer Río de Janeiro es conocer la obra maestra del Arquitecto del Mundo, como trabajó su mano colocando las islas a su vista, un bosque en el mismo corazón de la ciudad, una bahía con excelentes condiciones de navegación, playas y lagunas. Pero, no conforme aún, procedió a dotarlo con el mejor de los climas. Como dicen los turistas y cariocas Río es incomparable.

Angra Dos Reis

Hay para elegir 365 islas y más de 2000 playas, ensenadas, bahías, pueblitos costeros y antiguas capillas. Morros que caen al mar y la foresta típica de la Costa Verde.

Angra dos Reis se encuentra a sólo 150 kilómetros de Río de Janeiro y a 400 de Porto Alegre, y su mayor atractivo -al margen del formidable paisaje- es la práctica del buceo. Bajo las aguas de ese archipiélago hay una veintena de barcos hundidos.

Naturalmente, las numerosas excursiones acuáticas que parten de su puerto o las que organizan algunos de los hoteles de Angra navegan entre las islas, con paradas para asolearse y bañarse en el mar.

La isla mayor, Ilha Grande, merece una visita de un día o más y su territorio esta resguardado como Parque del Estado para preservar su flora y su fauna.

A ella llegan muchos surfistas, ya que algunas de las playas reciben el oleaje del mar abierto. Morros, cascadas, grutas y un espejo de agua conocido como Laguna Azul enriquecen la geografía de esta isla.

Bombas y Bombinhas

Bombinhas es una de las estrellas de la “COSTA ESMERALDA” localizada en parte dentro de una de las mas bellas reservas ecológicas del Brasil (Reserva Biológica de Arvoredo), que reune playas tranquilas, exuberante vegetación autóctona y toda la infraestructura necesaria para recibir, durante todo el año, a los turistas que buscan mucho sol, mar y sosiego.

Bombinhas abriga bahías con arena blanca y agua cristalina, ideales para disfrutar del sol y practicar todo tipo de deportes acuáticos, con destaque para el surf, buceo, natación y navegación. La transparencia de sus aguas, la vasta vida submarina y los misteriosos naufragios que circulan sus islas, han hecho de Bombinhas un punto de encuentro internacional para los adeptos al buceo.

Rodeada por cerros, mar y mucho verde, Bombinhas ofrece a sus visitantes la posibilidad de realizar paseos en barco, paseos en bicicleta, pesca, y tonificantes caminatas ecológicas, propiciando una reconfortante intimidad con la exuberante naturaleza, durante las 4 estaciones del año.

Para deleite de los chicos (y también de los papás) apenas 70 km separan Bombinhas del Beto Carrero World, mayor parque de diversiones de América Latina, que ofrece diversos juegos, atracciones, shows, teleférico, zoológico y mucha alegría para disfrutar un día lleno de emociones.

Buzios

“De todo y para todos” es la frase que repiten incesantemente los lugareños a los turistas que se acercan a Buzios. Playas de mar azul profundo, una variedad hotelera y gastronómica importante y mucha diversión que nada tienen que envidiar a los más exclusivos lugares del caribe.

El sol, las aguas cálidas y transparentes, la posibilidad del relax y la diversión nocturna transformaron a este balneario en uno de los más internacionales del país.

Es que la combinación de la antigua aldea de pescadores y gran promoción del turismo internacional resultan un cóctel envidiable para los que quieren disfrutar de las múltiples opciones que ofrece esta península a sólo 180 kilómetros al nordeste de Río de Janeiro.

Las alternativas son muchas. Desde playas solitarias o muy frecuentadas, para familias, parejas o jóvenes, y aguas mansas o bravas. Al Oeste, un mar calmo y de aguas calientes y verdes. Al Este, se vuelve movidito y un poco más frío. Buzios es diversidad.

Para los deportes náuticos, las playas ideales son Praia Manguinhos, para el windsurf; y Praia Brava para los que quieran hacer surf en un lugar desolado. Para las familias con chicos es ideal Praia dos Ossos por sus aguas mansas, y los que se animen al nudismo Olho de Boi, los espera con los brazos abiertos.

Fernando de Noronha

No hay una isla más hermosa ni tan conservada naturalmente en todo el planeta. La escasa población de la isla se encuentra en el centro, no hay construcciones costeras. Las dos terceras partes son reserva federal, las playas se han mantenido vírgenes.

No hay hoteles internacionales, los escasos turistas se alojan en pequeñas posadas propiedad de los isleños. Casi no hay vehículos, arrojar un papel en la playa se considera un pecado capital. Toda la isla es un gran culto al mar. Al amanecer, con la salida del sol, los visitantes se dan cita sobre un acantilado para ver la llegada de los delfines que saludan al sol con saltos y juegos.

No hay un lugar en el mundo tan cuidado, tan protegido, tan salvaje como Fernando de Noronha. Sus aguas poco transitadas y casi nunca exploradas, con una visibilidad promedio de 45 metros y 29°C se convirtieron en una meca del buceo deportivo mundial. Quizás por esa exclusividad difícil de obtener hoy en día, es que viajar a Noronha siempre fue más costoso que viajar al Caribe.

Florianopolis

Apenas se cruza el antiguo puente de hierro, el horizonte se abre hacia la isla de Santa Catarina, donde los frutos de mar y unas buenas olas para surfear son los atractivos que seducen a locales y turistas. En Florianopolis encontrara todo lo que usted desea para sus vacaciones.

La isla de Santa Catarina cuenta con más de 50 playas bastante diferentes entre sí. Las playas de la ribera norte, como Canasvieiras, Cachoeira o Ingleses, son las más codiciadas por su posición más abrigada y como tienen menor profundidad mantienen temperaturas cálidas todo el año.

En el centroeste, Mole, Joaquina y Lagoa da Conceiçao capturan el entusiasmo de los más jóvenes -especialmente de los surfers-, mientras hacia el Sur se suceden pueblos de pescadores y balnearios solitarios. Por dar a mar abierto, las playas frías pertenecen justamente al litoral sur y este de la isla.

Fortaleza

Fortaleza, en el nordeste brasileño, es la ciudad de donde sus vacaciones tendrán todos los condimentos, las dunas más altas, temperatura agradable durante todo el año (promedia los 30°) y noches de baile y música. Además es la puerta de entrada a esas otras arenas de ensueño, como Porto das Dunas y la rústica y muy de moda Jericoacoara.

La avenida Beira Mar, la costanera, de tres kilómetros de largo, cuenta con cincuenta hoteles, uno más lujoso que otro, con vista a la playa. Restaurantes y una enorme feria de artesanías atraen turistas a toda hora.

Pero las playas buenas, esas con las que uno sueña, con mar abierto, olas y palmeras, están un poco más lejos del casco urbano. En cualquiera que se elija para pasar el día o instalarse por unas jornadas se encontrará un buggy, que es como el vehículo oficial de esta zona.

No hay médano que se le resista, ni siquiera los más empinados. En buggy se hacen paseos de una hora o travesías más largas por la playa, hasta lagunas en medio de la arena. Esos espejos de agua, que no son espejismos, recuerdan a los oasis de los desiertos. Por momentos uno cree que está en el Sahara. Entre las montañas blancas se pierde la noción del espacio.

Jericoacoara es una de las playas de moda, Con aires hippies, estilo rústico, posadas, nada de asfalto y muchas palmeras, es uno de los destinos más buscados por los extranjeros; algunos hasta se quedan, construyen hoteles y cambian de vida. Aunque está a seis horas de Fortaleza, llegar es una aventura. Las dunas que la rodean son como una barrera natural: los autos no pasan, sólo los buggies y las jardineras (especie de Unimog). Por eso, se deja el ómnibus en la ruta y comienza el viaje entre médanos.

Maceio

Es una postal de playas extensas junto a un inmenso arrecife de coral lleno de peces multicolores. En Maceio es prácticamente todo el año verano: el aire es cálido incluso a las seis de la mañana y la temperatura del agua, tibia. Maceio, tiene playas que no tienen nada que envidiar al Caribe y donde el paso de la arena, de un ocre clarísimo, al mar verde esmeralda o turquesa, según el capricho del sol, no se siente.

Jatiúca, Ponta Verde y Pajucara son las citadinas más conocidas. Acompañada cada una de una rambla, que cada treinta metros invita a una parada para tomar una cerveza helada, son una primera aproximación a lo que luego se descubrirá como los verdaderos paraísos que guarda Maceio. Las playas de la ciudad, que son 15, sólo están interrumpidas por el puerto, que la divide de norte a sur.

Saliendo de Maceio, uno de los paraísos más cercanos, 25 km al sur, es Praia do Francés. Tiene ese nombre porque en la época de la colonia era un punto de desembarque para los contrabandistas franceses. De gran belleza, en el área izquierda hay bares, restaurantes y piscinas naturales; el mar es absolutamente calmo, protegido por los arrecifes. Del lado opuesto, las olas se ponen bravas y se juntan los surfistas.

En Maragogi el paisaje subacuático es onírico, donde conservar la calma y procurar no moverse asegura un espectáculo imperdible y el espectador no quiere que termine nunca. Se habla de la segunda barra de arrecifes de coral más importante del mundo en extensión.

Natal

Natal es la esmeralda del Nordeste, es arena fina, aguas calmas y descanso asegurado. Su playa más popular es Genipabú, cuya mayor atracción son las dunas de 50 metros de altura que se funden con un mar turquesa y cristalino.

Desde la cima se puede apreciar la inmensidad del paisaje, bajando en “buggies” que se alquilan en la playa. A 15 kilómetros de Natal se encuentran las piscinas naturales de Pirangi, un espectáculo imperdible.

La vida nocturna se concentra en el centro comercial, con tiendas de artesanías y música en vivo a toda hora.

A 80 kilómetros, la pequeña villa de pescadores Praia da Pipa se perfila como la nueva estrella del nordeste. El espectacular desarrollo de su infraestructura turística se extiende hasta Tibau do Sul. Con acceso a playas amplias y silenciosas, en ese sector hay resorts de categoría internacional, pero construidos en un estilo rústico que armoniza con la naturaleza.

Un lugar para visitar es el mayor Santuario Ecológico de Río Grande do Norte, una reserva con vegetación autóctona y animales salvajes. A través de senderos señalizados el turista podrá sorprenderse con delfines, centenarias tortugas marinas y peces buey. Una buena caminata por la playas, bien temprano, es el “remedio” indicado para alejarse del estrés.

Porto Seguro

Su litoral tiene playas agitadas por turistas y tiendas que promueven fiestas, y otras, más tranquilas. El mar azul de olas calmas es siempre acompañado de arenas claras y cocotales. En la Cidade Alta, sitio histórico con iglesias e imágenes del siglo XVI, permanece el Marco do Descobrimento, llevado por los navegantes portugueses en 1503. El mar de Porto Seguro es buscado también por los practicantes del buceo. Y hay paseos de barca hasta el Parque Marinho de Recife de Fora, una grande formación de arrecifes de coral.

La ciudad reúne turistas del mundo todo. Pues además de sus atracciones naturales y culturales, ofrece una vida nocturna animada, con fiestas y luau (fiesta en la playa) promovidos por las tiendas en las playas, casi todos los días. La Passarela do Álcool, siempre agitada por la gente que transita, concentra los bares y tiendas que sirven deliciosas batidas de frutas tropicales.

Porto Seguro tiene una excelente red hotelera, con establecimientos de diversos niveles de conforto y precios. El aeropuerto recibe vuelos nacionales e internacionales. Es punto de partida para otros destinos turísticos de la región como Arraial d’Ajuda, Trancoso y Santa Cruz Cabrália.

Recife

Boa Viagem es una playa de 7 kilómetros de largo. Es la principal y la más concurrida de la ciudad de Recife, en Brasil. A un costado tiene un inmenso mar verde y una imponente barrera de arrecifes de coral. Del otro lado, la bordea en forma paralela una avenida que lleva el mismo nombre que la playa y que se debate entre los grandes hoteles, las palmeras y una rambla hecha de piedras por la que caminan y pedalean cientos de personas por día.

Sin embargo, y a pesar de que la vista del mar es inmaculada, los mayores atractivos de Recife pasan por otro lado. La conocen como la Venecia Brasileña, por los canales y los 39 puentes que la cruzan. Es la capital de Pernambuco y la ciudad más grande del nordeste brasileño. Lo más pintoresco de la ciudad es el casco colonial de mediados del siglo XVI, conocido como Recife Antiguo.

A 6 kilómetros de Recife está la ciudad de Olinda, que se destaca por su bien conservada arquitectura colonial, su colorido carnaval y su vida cultural. Fue uno de los primeros centros económicos y culturales del país.

Recife y Olinda concentran la historia colonial de Pernambuco y del nordeste brasileño. Pero un viaje hasta allí, obviamente, también amerita playa.

Una alternativa es ir a las de Recife, como por ejemplo Boa Viagem, que si bien tienen la ventaja de estar en plena ciudad, tiene la contra de la amenaza de los tiburones.

Las mejores playas están en el litoral sur de Recife. A unos 60 kilómetros está Porto de Galinhas, un paraíso de 12 kilómetros de arena blanca y piscinas naturales formadas por los arrecifes de coral. Es un pueblo de pescadores donde hay alojamiento para todos los bolsillos.

El buggy es el vehículo más conveniente para hacer una rápida recorrida por las playas vecinas. Las hay de aguas tranquilas, protegidas por bancos de coral (Muro Alto), y de mar abierto, con fuertes olas ideales para surfear (Pontal de Maracaípe).

Para los que gustan de playas más rústicas y desiertas, el lugar ideal es Porto. Su acceso es difícil: sólo se puede llegar en buggy desde la ciudad de Barreiros.

Otra opción es Praia dos Carneiros, donde el mar se junta con las aguas del río Foromoso.

Recife y alrededores ofrecen un abanico amplio de posibilidades para pasar unas vacaciones inolvidables en las que se mezclen la historia, la cultura, la playa y el turismo aventura.

Rio de Janeiro

Como una gran y moderna ciudad latinoamericana, Río de Janeiro tiene de todo un poco y más, lo que la convierte en una ciudad diferente. Esta mega metrópolis es puro contraste.

Una peculiar armonía se destaca en el paisaje de Río de Janeiro, la maravillosa ciudad brasileña que cuenta con un precioso litoral entrecortado por las variadas formas del relieve y una cantidad innumerable de playas de ensueño. La ciudad ofrece kilómetros de playas doradas que pueden visitarse durante todo el año gracias a su clima tropical. El folklore de su música, sus comidas típicas y los diversos paseos por la ciudad y sus alrededores proporcionan el marco ideal para un prolongado viaje de vacaciones.

Ubicada en la cima del monte Corcovado, a una altura de 710 metros, la estatua del Cristo Redentor es uno de los monumentos más conocidos y visitados del mundo.

El paseo por la cidade maravilhosa puede iniciarse en el distrito Cosme Velho a bordo de un simpático trencito que atraviesa el empinado bosque tropical del Atlántico hasta el pie de la estatua, con una vista increíble de la Ciudad desde diversos ángulos. Durante el día se puede contemplar desde allí el soberbio panorama de toda la ciudad, que se torna reluciente y misteriosa al oscurecer.

La altura y el contorno inconfundible del Pan de Azúcar lo convierten, junto con el Cristo Redentor, en una de las atracciones principales de la ciudad. A este popular sitio se llega por medio de un teleférico: primero se llega a la cima del Urca, donde los visitantes abordan el segundo vagón para llegar al destino final.

Desde la cumbre del Pan de Azúcar se divisan las playas interminables de Río de Janeiro y Niteroi. Enmarcada por el Bosque Tropical del Atlántico, la escena está salpicada de edificaciones históricas como el Fuerte Santa Cruz y el atractivo “Palacio Miniatura”, en la Isla Fiscal.

Salvador de Bahia

El azul del mar, la vegetación exuberante y las bellezas bahianas se mezclan con las modernas luces de esta metrópolis que es Salvador. Rodeado completamente por el océano, Salvador está bañado por un lado por las aguas de la fascinante bahía de Todos los Santos, mientras que el otro costado queda regado por el bravío Atlántico. Esto nos permite escoger entre playas de mar sereno, como la del Porto da Barra, y otras donde las olas rompen ferozmente en la arena. Aquí todo el año es verano y es un placer darse un baño por la noche en la playa de Barra.

Es fácil andar por Salvador, a través de sus amplias avenidas, que llevan sin ninguna pérdida desde una playa a otra, o desde las playas a los monumentos históricos. Junto a las nuevas avenidas arborizadas se levantan modernos edificios de trazos geométricos multicolores que han sido perfectamente integrados con los antiguos. En el casco antiguo de Salvador no es difícil encontrar las verdaderas raíces de Brasil y los viejos caseríos coloniales tienen un color distinto.

Pero Bahía no es sólo su capital, ya que también tiene otros muchos atractivos que no se pueden omitir. Hay casi mil kilómetros de playas, en una costa que guarda características singulares. Escasos kilómetros al norte de Salvador están la Praia do Forte y la Costa do Sauípe, dos lugares que merecen una parada.

Praia do Forte es un paraíso de aguas coralinas que, además, tiene el primer hotel brasileño que ofrece ecoturismo. Por su parte, Sauípe nos recibe con su toque colonial. El complejo hotelero que se ha montado en esta Costa es de auténtico lujo, así como sus campos de golf.

El Morro de San Pablo, un paraíso tropical. Una de las islas más frecuentadas del litoral de Bahia. Cuenta con predios históricos y playas bellísimas. En las tardes, el Fuerte es visitado por delfines que alegran la puesta del sol. Las noches son calidas, con fiestas todos los días. Para quien prefiere tranquilidad nada mejor que estar en la cuarta o quinta playa adonde la brisa del mar nos proporciona frescura, calmando el calor de los días de verano, junto a las piscinas naturales y los innumerables peces de colores que son compañía constante de los visitantes.