Colombia

Las viejas playas del viejo mundo han sido cuna y tumba de alegrías, sueños y asombros milenarios de hombres blancos, negros, amarillos, cobrizos que han dejado sus huellas en arenas tibias de mares cristalinos.

Las selvas y bosques tropicales, laberintos naturales plenos de formas, colores y sabores, han sido frágiles testigos del destino recorrido por la vida a lo largo de millones de años, siempre inmensas y exuberantes, abiertas al asombro eterno.

Las ciudades blancas de colonia, y las grises de futuro, fundadas en escarpadas cordilleras o en medio de infinitos llanos, cargados con historia y cultura, hijas de aventureros españoles, comerciantes moros, africanos de fuertes brazos y de sensibles indios, son las nuevas tierras, cuna de gente siempre alegre, siempre viva.

Bogota

La ciudad de Bogotá parece estar impregnada de cultura casi diariamente. De esta forma, se ha vuelto usual disfrutar de las más variadas exposiciones en sus diferentes museos y también, manifestaciones como la danza, el teatro y la música parecen abrirse campo deslumbrando con su magia en las calles y en los templos.

Sitios como la Plaza de Bolívar, el Capitolio Nacional, La Casa Museo 20 de Julio y la Iglesia de la Catedral en el centro de la ciudad y que hacen parte de la memoria de esta ciudad, se iluminan asimismo en Navidad, convirtiéndose en la ruta obligada de quienes acostumbran salir a las calles, para ver con motivo de esta fecha especial, que cara tiene la ciudad.

Todas estas edificaciones hacen parte de los sitios de interés del tradicional Barrio de La Candelaria, declarado monumento nacional en 1963. Un sector cuyo valioso patrimonio se representa en casas de profundo acento español, con pesados portones y patios interiores.

Pero la capital no es sólo historia y cultura, también es una ciudad con sabor a rumba, cuyo principal epicentro está en la Zona Rosa, aledaña al Centro Comercial Andino al norte de Bogotá. Igualmente, se encuentran otras alternativas en el Parque de la 93, Usaquén y para los más trasnochadores están la Calera, Chía y Cajicá, a los alrededores de la ciudad.

Al occidente encuentra en cambio, uno de los símbolos de la ciencia y el saber: el Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología Maloka, el más importante en su género en América Latina, diseñado y construido en un 95% por colombianos. Un museo de tercera generación que permite interactuar con los objetos que se exhiben.

También está el Jardín Botánico Celestino Mutis, El Museo de los Niños, el Acuaparque y el Parque Metropolitano Simón Bolívar

De esta forma, religión, cultura e historia son sólo algunas de las manifestaciones que se fundan en el seno de Bogotá.

Cartagena de Indias

Abrazada por el mar, Cartagena fue declarada Patrimonio Nacional el 30 de diciembre de 1959 y Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1986. Se conoce con varios nombres: “Ciudad amurallada” o “La Heroica” y es uno de los más importantes sitios turísticos de Colombia, el que más riqueza arquitectónica e histórica guarda en cada uno de sus románticos rincones visitados por miles de turistas en el mundo.

La ciudad de Cartagena, capital del departamento de Bolívar, es sinónimo de romanticismo y de historia. No es necesario buscar para encontrar en cada esquina alguna de estas características, pues su arquitectura y entorno hablan por sí solos.

Es una de las bahías más hermosas del continente que se ubica a dos metros sobre el nivel del mar y con una temperatura de 25°C a 30°C. Fue fundada el 1 de junio de 1533 por Don Pedro de Heredia, en el sitio que los antiguos aborígenes llamaban Calamar. Fue uno de los puertos más importantes del Reino de España, según cuenta la historia y por esto, fue blanco de los piratas y corsarios que durante casi tres siglos decidieron asaltarla.

El centro histórico de “La ciudad amurallada” está compuesto por un área de 100 kilómetros cuadrados. En su parte civil o urbana están los barrios de Centro, San Diego y Getsemaní. Hay un distrito militar y es obligatorio pasear por sus murallas (zona que cuenta con una extensión de 11 kilómetros), deleitarse con sus puertas y construcciones; también es obligatorio visitar los castillos de San Fernando de Bocachica y San Felipe de Barajas; los fuertes de Pastelillo, Manzanillo y Santa Cruz de Castillo Grande.

A dos horas de Cartagena es posible encontrarse con un verdadero paraíso, las Islas del Rosario, un pequeño archipiélago localizado al sur de la Bahía de Cartagena, que cuenta con aguas cristalinas y un hermoso fondo coralino. También se puede ir hasta Barú, una Isla delimitada por la Bahía, el Canal del Dique y el mar Caribe, con unas playas que se han ganado el título de las más bellas del mundo. Es obligatorio visitar además el poblado de Bocachica, donde el visitante se encuentra con platos típicos de pescado; las playas de La Boquilla, Mompox y Magangué, entre otros lugares de la región.

Providencia

Hay que darse cuenta cabal de lo que Providencia significa, ante nosotros y ante el mundo. Es una joya intacta en un planeta averiado. Logremos para ella un turismo sano. Démosle oportunidad de trabajar a sus gentes, creando fuentes activas de trabajo. Dotémosla de buenos servicios, es tan pequeñita, que puede ser bien cuidada. Respetemos sus costumbres.”  René Rebetez

Pasar vacaciones en la Vieja Providencia y Santa Catalina significa estar en contacto pleno con la naturaleza. Tómese su tiempo y camine alrededor de la isla. Deténgase para refrescarse en sus históricos y pintorescos poblados y goce de la calidez que ofrece amorosamente la Familia Isleña. Visite el centro de este hermoso lugar de nombre Santa Isabel y atraviese el “Puente de los Enamorados” llegando hasta la bella isla de Santa Catalina.

Rente una bicicleta o una moto para disfrutar del clima fresco del lugar o bien, un carro para gozar de los hermosos paisajes. También se cuenta con un pintoresco sistema de transporte llamado “La Chiva” que recorre la Isla durante todo el día.

Uno de los principales atractivos de la Vieja Providencia y Santa Catalina, son definitivamente sus hermosas playas, en donde usted gozará de la tranquilidad y seguridad de sus aguas, de un cielo azul, además de una hermosa vista a un mar multicolor rodeado de una exuberante belleza tropical.

San Andres

San Andrés es sin duda, uno de los parajes colombianos que no se pueden dejar de visitar. El sabor y el son caribe, la playa y sus diversos sitios turísticos, son algunos de los atractivos que así lo demuestran.

De esta forma, allí se puede encontrar desde el famoso Hoyo Soplador o la Cueva de Morgan hasta cayos únicos como el de Johnny Cay.

El Hoyo Soplador son túneles subterráneos ubicados en la punta sur del archipiélago, que comienzan en los arrecifes coralinos y terminan en un solo agujero a varios metros del agua.

La Cueva de Morgan son profundos y misteriosos laberintos que recuerdan la leyenda de este pirata que escondió su tesoro allí.

Johnny Cay, en cambio es un pequeño cayo de arenas blancas sembrado de cocoteros. Los otros cayos son el Haynes Cay, aledaño al acuario y Cayos Bolívar.

Bahía Sardinas, Punta Sur, la Playa Spray Bight, una de las principales en la isla. Además de La Loma, Bahía Aguadulce, el Cove y el Acuario y la Piscinita; son otros de los atractivos de la isla.

En cuanto a sus datos históricos, en 1803, San Andrés fue anexada al Virreinato de Nueva Granada y luego, en 1822, se declaró públicamente su adhesión a la República de Colombia.

Aunque en un principio, su economía se basó en los cultivos de algodón y coco, luego al ser declarada Puerto Libre en 1953, su motor, desde ese entonces, es el comercio y el turismo.

Santa Marta

Santa Marta se encuentra en una preciosa bahía y al pie del macizo de la Sierra Nevada de Santa Marta, el conjunto montañoso costero más alto del mundo. En este impresionante Parque Nacional, paraíso de flora y fauna, habitaron los Tayrona, indígenas precolombinos.

En medio de las verdes cordilleras se encuentra La Ciudad Perdida, una de las ciudades prehispánicas más grandes del continente, cuyas ruinas son un laberinto de terrazas, caminos, murallas y viviendas. En Santa Marta los turistas pueden encontrar la pasividad de la montaña y a la tranquilidad de un día soleado en la playa. De manera que en Santa Marta es posible hacer diferentes tipos de turismo: ecológico, de aventura, arqueológico o de simple descanso.